Podría. Sí, podría. Podría sentame y esperar a que pase la tormenta… o dejar, bajo la lluvia, que el viento revuelva mi pelo. Podría olvidarme de nosotros y hacer de todo el ruido más silencio… y arropar tus oídos con las palabras que nunca te digo. Podría acariciarme el dedo indice hasta quedarme dormida y soñar que, desde tu cielo, tu también me estás buscando. Podría gritar hasta quedarme afónica, partirme el alma en dos, arrojarme a algún acantilado. Podría quedarme aquí mismo, un día, dos… una vida entera.
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