"Me quedaré mientras eso te haga feliz, todo el tiempo que eso sea lo mejor para tí"

04 mayo, 2010

Estuve pensando en el pasado.

No en el pasado en sí, no en los recuerdos... yo pensaba, más bien, en todo lo que hubo en mi vida que se fue marchando poco a poco. Hay cosas que se escapan tan despacio que no te da tiempo a enterarte. Hay cosas que se van de golpe, de un portazo... y de dejan con cara de sorpresa y los ojos clavados en una puerta que no volverá a abrirse. Al menos no la abrirá esa mano, ya no más.
Hubo gente que que fue importante para mi. Hubo gente que fue risas y fue sueños. Hubo gente a la que le hice alguna otra promesa. Y ellos me prometieron a mí. Que estarían siempre, que no se irían... que tendríamos mil días más para compartir secretos. Y yo les creí y sé que ellos me creyeron a mí porque, entonces, era verdad. Entonces no era una promesa: era una certeza, la fe ciega que yo tenía en nosotros... mi absoluta convicción.
Luego pasó el tiempo o, quizás, solo pasaron las cosas... y las intenciones se fueron agotando. La fe ya no era tan ciega y los recuerdos eran cada vez más tristes. Había días de lluvia en los que me sentaba frente a la ventana para pensar en como pasaba la vida: como gotas sobre el cristal, algunas llegan hasta el final y otras se van agotando a la mitad.
Comprendí entonces que nada era eterno. Que la verdad del hoy podría ser la mentira del mañana... y que cualquier mano sobre el fuego, termina por quemarse.
Ahora prefiero no hacer promesas aunque, sin poder evitarlo, siempre se me escapa alguna... son más bien deseos, ganas... son más bien sueños que tengo y no quieren quedarse atrapados en mi garganta. He aprendido a vivir con los recuerdos, a no borrarlos, a comprenderlos... ahora sé que ellos no son los culpables del paso del tiempo, de la distancia o de los silencios. Ahora se que esas personas que ya no están, estuvieron. Y no hay odio ni rencor, no hay rabia... solo hay un ayer y un ahora. En el ayer quedan sus sonrísas, su compañía, aquellas promesas que hicimos con total certeza... en el ahora queda la indiferencia, las miradas que se esquivan y las ganas que tenemos, a veces, de volver a ser completos desconocidos para no tener que mirarnos a los ojos sabiendo todo lo que un día fuímos.

01 mayo, 2010

Al final...

Me he cansado de principios que carecen de cimientos. He aprendido de algun modo, a ver lo que otros se callan. Y ahora entiendo todos mis errores, aun sabiendo como sé que algun dia volvere a tropezar con ellos, y es que me gustaría volver a vivir sabiendo lo que se hasta ahora.
Volver a afrontar cada uno de los problemas sabiendo que, a final, todo se supera o simplemente se olvida, que hasta lo mas grave termina por superarse. Saber que incluso las promesas mas sinceras pueden romperse, que nada es para siempre y que lo que importa no es el futuro si no el presente. No tener que descubrir a base de caídas que las heridas mas profundas son las que escuecen mientras cicatrizan, que las puertas hay que cerrarlas de golpe porque por el más mínimo hueco pueden colarse las ganas de volver a intentarlo. Que las segundas oportunidades casi nunca funcionan porque quien es como es, no suele cambiar. Saber también que pueden haber excepciones, que no se debe juzgar a uno como si fuera todos porque no hay dos personas iguales aunque si las haya parecidas.
Conocerme como me conozco ahora, sabiendo que los demás nunca podrán influir en como debo vivir mi vida, porque al final del camino voy a estar solo yo y los pasos que haya dado para llegar hasta allí. Que el amor no es un impulso, ni un segundo ni una noche, el amor puede ser un sofá para dos, una película aburrida o unas palomitas para compartir.
Que no hay nunca que dejar de ser por nadie, porque cuando tu no eres, no hay nada por intentar. Que los futuros son inciertos y el pasado solo debe recordarse para aprender de él y el presente debe vivirse como si no hubiera un mañana. Que siempre hay gente que permanece, que se va , que se olvida o se arrepiente mañana de lo que hace hoy. Que alguna vez tú harás lo que otros te hicieron antes, por eso tenemos que aprender a perdonar. Que no podemos vivir esperando lo que llegará porque si nunca lo hace, será como no haber vivido y la vida no tiene porque ser perfecta para que merezca la pena vivirla porque a veces las pequeñas imperfecciones son las que nos hacen más especial el camino.
No dejar los te quiero para mañana porque igual mañana ya no queda nadie para escucharlos. No callar, no fingir ni dejar de arriesgar… Aprender que el orgullo y el rencor no valen de nada, porque con ellos no se llega a la solucion de los malentendidos. Entender que nadie es mejor que yo, ni peor, ni igual…porque la única verdad es que todos somos distintos y eso no es ni bueno ni malo, tan solo cierto.
Quizas si volviera a vivir sabiendo lo que se hasta ahora, terminaria por no saber nada… porque todo lo que se hasta ahora lo he aprendido a base de caidas y soy consciente de que, aunque ya crea saberlo todo, me queda mucho por aprender.

Existe una soledad...

...que solo algunos comprendemos. Es ese silencio que te rodea cuando te enfrentas al papel en blanco. En ese segundo en el cual todo parece detenerse y solo estás tú y esa idea que no llega, que no termina de cobrar forma. Es la soledad del escritor, la falta de palabras para cubrir una necesidad que, a veces, se vuelve tan urgente como respirar.

Porque sentir en soledad, termina por aislarnos el alma...


''La vida es una cama elástica''



Yo ya no quiero historias de final tangible. No quiero historias que se aburren antes de doblar la esquina. Me he cansado de principios que carecen de cimientos. Las palabras que no dicen nada mueren antes de alcanzar mi oído. He aprendido, de algún modo, a ver lo que otros se callan. Y ahora entiendo todos mis errores. Y aún sabiendo ,como sé, que alguna vez volveré a tropezar con ellos.
A mí lo que me gusta es tener agujetas en la mandíbula de tanto reírme. Me tranquiliza saber que estás a solo unos dígitos de distancia. Me encanta conocer ese secreto que no le contarías a nadie. Ni siquiera a mí, por eso te lo tengo que sacar con una guerra de cosquillas. Me entusiasma la idea de encontrarte cada mañana. Y sé que no es fácil mantenerse en pie sobre una cama elástica.. por eso salto, salto y saltaré hasta perder el equilibrio. Luego, desde el suelo, ya pensaré cómo vuelvo a levantarme.

Para Esther. 


En busca de la felicidad

Y fue en aquella ocasión en la que empecé a pensar en Thomas Jefferson escribiendo la Declaración de la Independencia, diciendo que todos tenemos derecho a vivir, a ser libres y a buscar la felicidad.
Y pensé en cómo supo poner la palabra "buscar" ahí en medio, como si nadie realmente pudiera alcanzar la felicidad. Sólo podemos buscarla...

Un poco de magia


En una cama muy gastada por los años, Alex jugaba con un sucio antifaz. Nina le observaba desde el otro extremo del cuarto, con la mirada clavada en las manos inquietas de su hermano.
- Tengo hambre, Alex. Y miedo. Este sitio me aterra. No sé como puedes estar ahí, jugando con la basura. Es escalofriante.
- No es basura. Es un antifaz mágico.
- ¿Mágico? A mí me parece solo un viejo antifaz roto y sucio.
- Eso es lo que parece pero, Nina, te he dicho mil veces que las cosas no son siempre lo que parecen.
- Eso es lo que dices tú pero no te creo. La realidad es que tengo hambre y parecemos dos huérfanos hambrientos. Coinciden, como cada día.
Alex se incorpora y camina hacia su hermana. No es fácil para él escuchar a Nina. La inocencia se escapa a puñados de su alma y, aunque lo intenta, no puede impedirlo. Es tan solo una niña y ya ha llorado más que muchos ancianos en toda una vida. Pero él es el mayor y prometió que cuidaría de ella, se juró a sí mismo que salvaría a su hermana de la miseria y del dolor que él mismo sentía. Por eso tiende el antifaz hacia ella y lo pone entre sus pequeñas manos.
- Es mágico, Nina. En apariencia es un antifaz viejo y maloliente pero, en el rostro correcto, puede hacer del más cobarde un héroe. Con este antifaz puesto, nada es imposible.
- Si es tan mágico, ¿por qué no te lo pones tú?
- Porque te lo vas a poner tú, hermanita. Vas a ponerte este antifaz mágico y vamos a salir a buscar comida. Y no vas a tener miedo nunca más.